Quién lo iba a decir en aquella matanza de una noche de verano del 82
A veces, también, hay grandes estrellas en el backstage, maravillosas personas que trabajan en silencio para que todo luzca más y mejor. Este es el caso de mi querido buen amigo Mat Sena de Sena Productions, mánager, sonidista y muchas cosas más de Revolver. Ayer en el Gran Teatre d'Elx tuve el placer de abrazarlo, entre un hola, ¿cómo estás? y adiós telegráfico, más que suficiente para sentir el cariño mutuo que nos profesamos. Lo reconozco, estar alejado de mi habitat natural, me está asilvestrando el carácter y convirtiendo en un ser socialmente asocial, lo siento, para nada quiero parecer grosero y aún reconozco, sobradamente, quienes son los míos y quienes están en mi trinchera. Y, además de Mat, otro de ellos es, sin duda, mi entrañable Carlos que anda celebrando su Gira #30añosdeRevolver por toda España, colgando el cartel de "sold out" por donde pasa y marcándose unos magníficos conciertos, entre eléctricos y acústicos, sin guión preestablecido y con una duración de casi 3 horas sobre el escenario que repasa lo más granado de su obra. ¡Sensacional! Está mejor que nunca, en todos los aspectos y sentidos. He sido testigo de ello. No te puedes ni imaginar lo orgulloso que me siento. Quién lo iba a decir en aquella matanza de una noche de verano del 82. ¡Cuánto nos ha dado el Rock! ¡Ahí es ná! Revolver forever!
Llega una nueva década, chinchín, esas copas arriba
Lo sé, para muchos esto es un topicazo... incluso algunos creen que es una gran mentira, pero la gran verdad es que cuando echo la mirada hacia atrás, se me escapa una sonrisa embobada y recuerdo sin recato que ciertamente hubo Sexo (mucho) y drogas (muchas) y Rock'n'Roll (mucho), ¡para que silenciarlo! Y ya ves, ahora estoy aquí sentado, en pijama, como la estatua del Jardín Botánico, esperando a que den las 12 campanadas para irme a dormir. ¿¡Cualquier tiempo pasado fue mejor!? No lo sé... por lo menos he tenido la fortuna de no hacer nada en esta vida que no me gustara. Nada de lo que arrepentirme. Es un buen balance para comenzar una nueva década. Copas arriba, chinchín. Ustedes saben que les quiero. FELIZ AÑO 2020.
¡Es tiempo de Navidad!
Bueno, queridos y queridas, a veces es mejor estar callado una temporada, cuando no se tiene nada que decir. Cierto. Por si a alguien le interesa, gracias al buen karma del Cosmo, mi vida transcurre placentera, junto a los míos, en el Califato Independiente de la Vega Baja. Espero y deseo, de corazón, que todos vosotros, amigos y conocidos, estéis, también, lo mejor posible. Joder, muchos vamos camino de los 60, otros incluso los han sobrepasado... ¡quién lo iba a decir! A la mierda, seguimos estando guapos, seguimos estando vivos. Me alegro de todas estas bolas extras que ya llevo jugadas. Besos y abrazos fraternales, amistosos y lascivos. ¡Es tiempo de Navidad!
Pasé por Santomera y me traje de recuerdo su mejor postal
Bueno, pues resulta que los chicos de Seguridad Social visitaban las cercanías del Califato Independiente de la Vega Baja, lugar donde, como algunos de vosotros ya sabéis, resido en la actualidad. Por centrar, tocaban en la localidad murciana de Santomera, fértil tierra y afable gente; además en pleno ambiente festero. Por lo tanto, el plan para el pasado viernes estaba más que claramente diseñado desde hace tiempo: pasar a saludar a buenos amigos, beber un par de cervezas (así es, quién lo iba a decir) y disfrutar de una magnífica noche de verano con un excelente concierto de rocanrol. ¿Plan? ¡Planazo! A mi edad, impagable.
Lo que doy, o he dado, nunca entro a valorarlo. El que me conoce bien, lo sabe de sobra. Sin embargo, lo que me dan, siempre lo pongo en valor, en el mejor rincón del cajón de mis recuerdos. Son detalles que se incrustan en mi corazón para toda la vida y de ahí, posiblemente, mi compleja e intensa vida emocional. Quizás debido a lo anterior y al hecho de haberme entregado con pasión a mis sueños y a los demás (con mis aciertos y mis errores, por supuesto), hoy en día, cuando no hay intereses de por medio, tengo la gran fortuna de sentirme una persona querida por muchos de los que han batallado en las trincheras de la Valencia subterránea en cualquier época y por otras que he ido conociendo por "el largo y sinuoso camino" de la vida. Ahora no me considero especialmente de ninguna década. Es una sensación que no tiene precio, os lo aseguro.
Los "chicos" de Seguridad Social. Mi hija sonríe ante ese "chicos" porque todavía no es consciente, a sus lozanos 25 años, de que todos fuimos jóvenes y rebeldes alguna vez. Y aún debe aprender que uno solo es viejo, cuando comienza a hacer cosas de viejo. Y este no es el caso de la banda comandada por José Manuel Casañ, el Rocker, con la complicidad de su mano derecha, Javi Vela (guitarra). Un Rocker y un Javi al que hay que sumarles la savia demoledora de Jorge Molina (bajo) y Víctor Través (tambores de guerra).
Seguridad Social son en la actualidad, lejos de pesarle los años y los kilómetros de carretera, cuatro animales de escenario en modo "brigada de demolición". Cuando el Rock ya comienza a ser algo residual en nuestra trapera canichoni sociedad (que razón tienes, mi querido Javi), combos como este deberían ser elevados a los altares más sagrados y paganos de la contracultura musical o, incluso, ser reivindicados merecidamente como los nuevos súper héroes de la Marvel. Sr. Roca, saque su magnífico lápiz.
Me hicieron sentir muy bien en el backstage, son fragancias que se detectan con facilidad en el ambiente cuando tienes un buen y castigado olfato de perro pachón, pero lo que es mejor, me hicieron sentir muy orgulloso de ustedes cuando los vi sobre el escenario, eso solo lo consiguen los que aún tienen algo que decir sobre él.
Pues nada, a lo que iba, que pasé por Santomera y me traje de recuerdo su mejor postal.
Dejad que los punkis se acerquen a mí
La historia subterránea del mundillo musical valenciano de los 80, poco a poco, va tomando cuerpo con los diferentes libros que sobre el tema han ido apareciendo. Al mío, que ya conocéis de sobra por estos dominios, se le pueden sumar, sin desentonar, "Seguridad Social" (Juanma Játiva. 1993), "Presuntos Implicados" (Carles Sanchís. 1995), "Historia del Rock en la Comunidad Valenciana" (Varios autores. 2004), "Revólver. Disparos de pasión" (Juan Mari Montes. 2014) o "En tierra de nadie. 25 años de Doctor Divago" (Mariano López. 2014). No sé si se me escapará algún otro título, si así fuera, vayan mis disculpas por delante.
Lo indiscutible es que hasta ahora nadie había abordado, con exclusividad, la escena punk de Valencia. Pues bien, ese vacío ha sido subsanado con la publicación de "Miles de muchachos. Una crónica oral del Punk en Valencia". Aún rezumando a tinta fresca, lo he devorado con interés y esparcimiento en un par de días. Este "Miles de muchachos" viene firmado por Eduardo Guillot, lo que ya de por sí es una garantía para el lector. Guillot es conocedor, en todos sus frentes, del underground valenciano porque estuvo (está) allí y lo vivió (vive) en primera persona.
La obra está bien estructurada, aceptablemente documentada en el aspecto gráfico y lista para leerse de un tirón, tanto si has conocido a los protagonistas de la historia como si te acercas a ellos por primera vez. Es obvio que si en su día estuviste en la salsa, vas a disfrutarlo mucho más. Incluso, terminarás esbozando alguna que otra sonrisa y tarareando el "Cómo hemos cambiado" de Presuntos Implicados. El libro arranca con un excelente prólogo que sirve para ponerte en situación, crearte algunas dudas y, finalmente, rendir tributo al personal con un guiño de complicidad. A continuación, como complemento, nos encontramos con una interesante cronología comparativa que se mueve dentro de cuatro líneas paralelas por EE.UU., Gran Bretaña, España y Valencia. Esquemática, sencilla, pero muy clarificadora. Cuando en 1974 los Ramones debutaban en el neoyorquino CBGB, en España la única cresta visible era la de Franco y si centramos nuestra mirada solo en el trazo dedicado a la ciudad del Turia, podemos intuir que por esas fechas aún le estaban limpiando el culo y quitando los pañales a nuestros futuros punkis, es más, si lo seguimos hasta el final, quizás, podamos sacar explícitas conclusiones de por qué la movida Punk valenciana, salvo Seguridad Social e Interterror, no despertó demasiado interés más allá de su ámbito comunitario. Con esto no quiero decir que fuera ni mejor ni peor que otra, pero lo que se ve, es lo que hay.
Una vez dejamos atrás la confortable pista amarilla, a partir del kilómetro (léase página) 25 nos adentramos en el blanco y negro de los recuerdos. Aquí, el autor, ha dado voz a personajes involucrados en la aventura -tales como Alfonso Olcina, propietario del sello Citra, Toni Pep Rodríguez, programador de NCC o Vicente Bartual, cofundador de Ediciones Milagrosas-, además, y como no podía ser de otra forma, a lo más granado del clan punki local, donde estos han tenido la oportunidad de decir lo que quisieran o callar para siempre. También hay rescates de declaraciones anteriormente publicadas, que permiten mantener cierto hilo conductor. Así, podemos leer los comentarios de José Manuel Casañ (Seguridad Social), los hermanos Barranco (Sade), Fernando "El Loco" Navarro (Generación 77), Buto Antúnez (Cómplices), Iván Hernández y el Sr. Burguet (NES), Willy Escribano (Interterror), El Enano Infiltrado y Víctor Ácnex (La Resistencia) o Isa Blázquez (Las Terribles) entre otros muchos más. Línea tras línea, cada uno desgrana la historia, su historia, como fue o, simplemente, como la percibió en su momento. Hay relatos de todos los sabores: divertidos, seniles, renegados, inteligentes, resentidos e, incluso, insustanciales, como en botica. Entretenimiento garantizado.
Para finalizar, volvemos a divisar el camino amarillo y lo retomamos para encontrarnos con el legado discográfico del Punk valenciano, un completo listado de todas las grabaciones editadas hasta hoy, iniciándose en 1981 con el maravilloso single "Pompis de luxe" de La Morgue (Edigsa) y que se cierra con el rescate en 2018 del LP "Discordia" de Éxtasis (Vómito Punk Records). En lo personal, me siento muy orgulloso de haber contribuido a esta causa con dos vinilos: Cómplices (De espías, policías y ladrones...) y NES (Alta tensión).
Todo mi respeto para el Punky Jose, el único punki que no se suicidó en Putney Bridge.
* El libro lo tienes disponible en la LLIG
ANEXO 1. Nuestro amigo Pedro J. Pérez, que dirige el portal NuevaOla80 y que ya estás tardando en visitar, me refresca la memoria y aporta algunas publicaciones más que quizás puedan ser de interés para el personal. ¡Muchas gracias!
"Presuntos Implicados" (Luís García Ollés. 1996) y "Conversaciones con Presuntos Implicados" (Juanma Játiva. 2002); "La encrucijada", el libro-cómic donde interviene J. M. Casañ (Paco Roca. 2017) y, si viene al caso, los dos volúmenes en torno a la Ruta Destroyer: "¡Bacalao!" (Luís Costa. 2016) y "En éxtasis" (Joan M. Oleaque. 2017).