A pesar de todo, de los recuerdos siempre prefiero quedarme con lo mejor. No merece la pena agriarte la vida con los detalles que te machacaron de dolor. Incluso, a veces, tampoco merece la pena devolver golpe por golpe ni escupir hacia arriba (y mucho menos hacia abajo aprovechando una momentánea o supuesta posición de superioridad). La vida tiene su propio “flow” y ni tú, ni nadie (que diría aquella) lo va a cambiar.
Hoy, justamente hoy, 8 de septiembre de 2023, hace 20 años que lanzamos el disco “Gaia” de Mägo de Oz. Llevaba ya un año viviendo en Madrid y trabajando en la dirección del departamento de promoción y marketing de Locomotive Records (gracias, querido Goyo). Joder, lo recuerdo (casi todo) como si hubiese sido ayer. Y mientras escribo estas líneas me ha apetecido pincharlo de nuevo, ponerlo de banda sonora mientras esbozo una leve sonrisa (de satisfacción). Hay que ver… Txus, todo lo que tiene de cabronazo lo tiene de buen hacedor de canciones. Y sí, “Gaia” ha envejecido muy bien, sigo suscribiendo, palabra por palabra, todo lo que dije en aquella hoja promocional. La referencia LM150 de nuestro catálogo fue, sin duda, un antes y un después en mi trayectoria profesional. Y me siento muy orgulloso, para mí fue como poder jugar, por fin, en primera división (el que quiera entender, que entienda).
En aquel momento, este que les cuenta la historia, ya llevaba en el mundo subterráneo y la industria musical aproximadamente otros 20 años más. Comencé allá por 1979 con La Banda de Gaal (génesis de lo que más tarde sería Glamour. Imágenessssssss, en las sombras todo huele a ti). Mientras desfilaron, posteriormente, Gasolinera (Gasofa), DRO, Gabotti, Incompatibles, Parabellum, Cómplices (los punkis valencianos, ¡eh!), Arimatea Management, Surfin’ Bichos, Comité Cisne, Imprevisibles, NES, Franky Franky y el Ritmo Provisional, Huevos Duros, Subterráneo Records, Transfer, Roxy Club, Valencia Sona, Rock Machina Festival… kilómetros y kilómetros de trabajo apasionado en busca de un sueño. Un sueño que no era otro que vivir de lo que me gustaba. Nunca pretendí nada más. Mi felicidad siempre fue sentirme libre (y gracias a Dios, haciendo balance, creo que lo he conseguido). No quiero más.
Volviendo a aquel 8 de septiembre de 2003, os puedo asegurar que fue un año, desde su comienzo, frenético, duro y alucinante. Me da que ahí comenzó mi cuerpo a prepararse para el infarto de 2007. Lo que nunca pudieron ni las drogas, ni el alcohol, lo consiguió el estrés y la locura en la que me vi envuelto. Si apuestas tu corazón, terminas pagando con él.
¿Te acuerdas, mi querido Jorge (Ontalba), del viaje a Huelva? ¡Vaya tela! La mítica sesión de fotos la hicimos en el Muelle de las Carabelas en La Rábida. Hasta allí que nos fuimos, de la mano de Benito al volante, con los espectaculares trajes de piratas y la banda en pleno. Delirante (como casi todo lo que comenzó a rodear el mundo de Mägo). Sobrevivimos.
Mientras tanto, gesté Planeta Gaia en internet. Uno de los trabajos que más me gustó realizar porque fue una comunidad pensada con mucho cariño exclusivamente para los seguidores de Mägo. Una experiencia única en las redes en su momento que dirigí transformado en el Caballero Águila. Es un buen momento para recordar a todos mis compañeros de Locomotive, os quiero.
Guau, ahora mismo mi cabeza va rumbo a los acantilados del Concello de Cedeira en La Coruña. Allí, en Punta Pantín y Valdomiño rodamos, con Marc Lozano, el videoclip “La Costa del Silencio” con helicóptero incluido (aún no existían los drones). Tres días en los que no probé el marisco y si hubiese dispuesto de una AK47 me hubiese cepillado a más de uno. Qué hijo de la gran puta, pero no es momento de hacer sangre, ya os lo advertí antes. Algo que podría haber sido una preciosa experiencia, se convirtió en una pesadilla muy desagradable. Vergüenza ajena. Eso no quita, y ya lo sabéis, que siempre me quedo con lo mejor… qué bonita es Galicia, ¡qué paisajes!
Hilando, hilando, caigo en que el DVD de “Gaia” fue dirigido y realizado por mis buenos amigos (y buenos chicos) de AQTfilms. Más besos.
Aquel 8 de septiembre, llegamos en minibús a El Corte Inglés de Preciados (Madrid), como las putas estrellas del rock, la cola de fans era interminable, daba vuelta a la manzana, firmaron discos por más de cuatro horas… todo fue efervescencia y para guinda final, Darío llegó al mundo. Un día, en lo profesional, inolvidable. Una aventura entrañable que luzco con orgullo en la piel de mis antebrazos: Bruja y Caballero Águila.
“Gaia” en una semana fue disco de oro, más de 50 mil copias físicas vendidas. Todo un hito para la historia del Heavy Rock patrio. Y sí, yo estuve allí. Nunca me arrepiento de nada.
Besos a Mägo de Oz. Besos a Los Mago.